La Biblia dice en Isaías 7:4

“Y dile: Ten cuidado, pero no te asustes; no tengas miedo ni te acobardes por esos dos tizones humeantes, Resín con sus sirios, y el hijo de Remalías, que están ardiendo en furor.”

El profeta Isaías recurre muy a menudo a figuras relacionadas con el fuego. Cuando fue llamado, según nos relata en el capítulo seis de su extenso libro, el Señor tocó su boca con un carbón encendido para limpiar su corazón y ahora en este verso compara a dos reyes con unos simples tizones humeantes.

Con esas palabras el vidente de Dios anima al rey Acaz que se estremeció como se estremecen los árboles con el viento, dice la palabra de Dios, al saber que había una conjura entre Resín, rey de los sirios y Peka, monarca de Israel contra la santa ciudad de Jerusalén ya que pensó que la arrasarían.

Pero Dios se apresuró a decirle que no debía sentir miedo o desesperanza ante la situación que pensaba que ocurriría porque en realidad esos dos gobernantes no representaban peligro alguno para la estabilidad de su monarquía y lo hace utilizando una figura retórica muy singular: dos tizones humeantes.

Un tizón es un palo o pedazo de madera a medio quemar que no quema y solo produce humo. Y así catalogó o describió a este par de hombre que se alzaron contra el reino del sur que gobernaba Acaz en una clara expresión de cómo ve Dios a nuestros adversarios y como los vemos nosotros.

Acaz veía a Resín y Peka como dos formidables adversarios, pero para el Señor eran dos personajes que no representaban peligro alguno y por eso envió al profeta Isaías para que le dijera a Acaz que no se preocupara, ni tuviera angustia alguna porque sus enemigos no llegarían lejos.

Nos queda claro que la manera en que vemos adversarios y adversidades es muy distinta a como las mira el Señor. Mientras nosotros nos desgastamos pensando que no podremos contra ellos, Dios sabe que en realidad son temporales y carecen del poder que se abrogan y en realidad son excesivamente débiles.

Nos debe reconfortar siempre el hecho de saber que Dios tiene una opinión completamente distinta de quienes nosotros pensamos que nos harán daño o causarán algún mal. Dios quiere que no le demos más allá de la importancia que deben tener y sobre todo evitar a toda costa ver a un problema o adversario más grande que nuestro Creador.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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