La Biblia dice en Salmos 84:3

Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. 

Los hijos de Coré eran levitas encargados del servicio del tabernáculo y luego templo de Jerusalén. Sus actividades consistían en mantener limpio y en orden ese lugar sagrado a donde los judíos llegaban a ofrecer sus sacrificios que eran presentados por los sacerdotes de la orden de Aarón. 

En el desierto, los levitas y sacerdotes vivían alrededor del tabernáculo para que sus actividades, que incluían en ese tiempo transportar la tienda como también se le conoce al tabernáculo o miskhan en hebreo, se llevaran a cabo con eficiencia y prontitud. Al llegar a Jerusalén las cosas no cambiaron mucho. 

A ellos está dedicado este salmo, según leemos en la inscripción, para recordarles que ningún otro privilegio más grande puede tener una persona que habitar en las moradas del Señor Todopoderoso. La idea de este salmo es hacernos ver que todos podemos encontrar un lugar en la casa del Señor. 

Los levitas hijos de Coré venía de un ascendiente llamado justamente Coré que había muerto en el desierto a causa de su rebelión ante Señor, pero ellos habían sido aceptados por Dios porque su corazón comprendió que el Creador siempre nos da otra oportunidad y ellos la aprovecharon. 

El salmo usa a las golondrinas y gorriones para hacernos ver que aún esas aves tan pequeñas lograban anidar cerca de los altares del Señor y si esas aves lo hacían cuanto más nosotros seres humanos tan necesitados de la ayuda divina en medio de las grandes dificultades que a veces enfrentamos. 

Todos tenemos un espacio ante la presencia de Dios. Todos podemos acceder allí con la actitud correcta. Reconociendo que Dios es Rey de toda la tierra podemos comprender que el único impedimento para disfrutar de la manifestación del Creador en nuestras vidas es uno mismo. 

Los hijos de Coré son el mejor ejemplo para nosotros. Su padre fue disciplinado por Dios, pero ellos abrazaron la fe con todo su ser y así encontraron un lugar que parecía perdido. Se abrieron paso en medio de voces que les recordaban lo que había ocurrido en el pasado, pero ellos encontraron en Dios perdón y compasión. 

Si las aves encontraron un lugar cerca de los altares del Señor por qué nosotros no hemos de encontrar un sitio cerca de su presencia para adorarle. 

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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