La Biblia dice en Salmos 63:8

“Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido.”

David escribió este salmo en el desierto, perseguido por su hijo Absalón, convertido en escarnio ante su pueblo y avergonzado frente a todos por ser objeto de una nueva persecución, luego de años de haberse terminado la feroz y desquiciada marcha contra él por parte de Saúl.

En medio de esa desoladora situación, en la que solo había que esperar en Dios, David compone este hermoso salmo donde desahoga todas sus emociones delante del Señor y el verso que hoy meditamos le dice que en medio de esa situación que está viviendo sigue unido a su Creador.

Mi alma está apegada a ti es la expresión para decirle que está aferrado al Señor. Su vida entera esta entregada a Dios aún en la adversidad que estaba viviendo. No está desanimado, ni desalentado, sino que está mas agarrado que nuca de su presencia porque es lo único que le puede sacar de esa situación.

David nos muestra que en los momentos de mayor tensión se pueden convertir también en los momentos de mayor entrega a Dios. Alguno tal vez piense que entonces se requieren necesidades para aferrarse a Dios, pero eso no necesariamente debe ocurrir. De hecho le resultará más fácil aferrarse a Dios a quien lo hace aún cuando no tiene problemas.

De hecho David le recuerda a Dios que lo quiere ver como lo había visto cuando no había dificultades tan grandes como las que está viviendo. Se trata, entonces, de profundizar en nuestras relación con Dios cuando las cosas marchan mal.

El rey de Israel reconoce que la diestra de Dios es la que lo ha sostenido. Algunas versiones dicen: “tu mano derecha no me suelta”. Solo de esa manera David pudo con todas las dificultades que enfrentó, incluida la que vivió cuando Absalón, su querido hijo, quiso ser rey sin importarle matarlo. La mano derecha de Dios lo mantuvo seguro.

David descubrió que en la medida que se aferraba a Dios en esa medida Dios lo tomaba fuertemente para cuidarlo y protegerlo de todos los enemigos que querían dañarlo, dejándonos ejemplo para recordar que en los momentos de mayor tensión en nuestra vida, deben ser los momentos de mayor entrega a Dios.

Una alma o vida apegada a Dios es una vida que Dios sostiene, sin importar ninguna clase de circunstancia por más adversa que sea.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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