La Biblia dice en Lucas 12:7

“En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados uno por uno. Así que no tengan miedo: ustedes valen más que muchos pajarillos.”

La suerte de los seguidores de Jesús se echó desde el ministerio del Maestro. Si al padre de familia le han llamado Belzebú, a los hijos qué no les dirán, dijo Jesús al establecer con claridad el destino de todos aquellos que deciden seguir los paso del nazareno: persecución, hostigamiento y el algunos casos hasta la muerte.

Un panorama de esta naturaleza inquieta, desalienta, pero sobre todo nos llena de zozobra y miedo. A Jesús los religiosos de su tiempo lo perseguieron y quiseron matarlo porque su predicación los incomodaba grandemente al plantear verdades que los exhibían como hipócritas y simuladores.

Por eso en sus palabras a sus seguidores los llamó a no tener miedo con palabras llenas de aliento como las del verso que hoy meditamos. En primer lugar nos lleva a pensar que sabe todo lo que nos acontece. Ninguna de las circunstancias que enfrentamos le es ajena o desconocida. De tal manera nos conoce que tiene contados hasta los cabellos de la cabeza.

Es una sutil manera de decirnos que lo insospechable o todo aquello que parece desconocido para él, en realidad es cotidiano, conocido y bajo su soberanía. Nada, entonces, de lo que nos pasa en este mundo al ser testigos y seguidores suyos escapa de su control y dominio. Nada le es ajeno. Ni nuestras penas, ni nuestras congojas.

Por eso su solicitud es vehemente: no tengan miedo. Y sabe que el temor nos acompaña porque sus enemigos son nuestros enemigos. Porque los adversarios del evangelio crujen sus dientes contra nosotros, pero él sigue en control de esa situación siempre porque nuestro valor supera en mucho a la de las aves.

Cuando sufrimos nos desvalorizamos, nuestra autoestima desciende porque pensamos equivocadamente que a nadie le importamos, por eso Jesús les dice a los seguidores que son más valiosos que muchos pajarillos, que en un jaula parece que a nadie le importa su triste condición.

Dios nos pide ser seguidores valientes de su nombre por dos razones fundamentales: uno, tiene contados todos nuestros cabellos como señal de su soberano poder y, dos, nuestro valor sobrepasa al de las aves. De esa forma nos muestra que nos quiere esforzados y valerosos a la hora de compartir su mensaje de salvación.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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